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Lluvias dejan al descubierto la falta de drenaje pluvial en el Gran Santo Domingo

 

Por Roberto Veras

SANTO DOMINGO, RD.-

Las lluvias provocadas por los fenómenos atmosféricos han vuelto a dejar en evidencia la gran debilidad estructural que afecta al Gran Santo Domingo: la falta de un drenaje pluvial eficiente. Cada vez que se presentan lluvias de moderadas a fuertes, amplias zonas del Distrito Nacional y de los municipios aledaños terminan convertidas en verdaderos ríos urbanos, afectando viviendas, negocios y el tránsito. Este problema no es nuevo, pero se agrava con cada tormenta, revelando la ausencia de una planificación a largo plazo en materia de infraestructura pluvial.

Expertos en ingeniería y urbanismo han señalado que para resolver este problema se necesita una inversión estimada en unos 15 mil millones de pesos, distribuida en una proyección de 10 años. Este monto permitiría la construcción y modernización de un sistema de drenaje integral que abarque las principales avenidas y sectores críticos de la capital. Sin embargo, esta inversión no ha sido una prioridad en las agendas de los distintos gobiernos, que han preferido destinar recursos a obras más visibles o de mayor impacto mediático.

El principal obstáculo ha sido precisamente ese: el drenaje pluvial es una obra que no se ve. Está debajo de la tierra, y por tanto no genera el mismo rédito político que una avenida asfaltada o un puente inaugurado con fanfarria. Esta mentalidad cortoplacista ha sido una constante en las gestiones públicas, donde lo que no brilla, no vende, aunque sea vital para la seguridad y la calidad de vida de los ciudadanos.

Mientras tanto, los residentes del Gran Santo Domingo pagan las consecuencias de esa indiferencia gubernamental. Cada vez que llueve, las calles se inundan, los vehículos se dañan, los comercios pierden mercancías y muchas familias deben evacuar sus hogares por las aguas que entran sin control. Las redes sociales se llenan de imágenes de calles anegadas, pero una vez pasa la tormenta, el tema se olvida hasta el próximo evento climático.

Lo más preocupante es que los fenómenos atmosféricos serán cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático. Esto significa que el costo de la inacción será mucho mayor que el de la inversión preventiva. No se trata solo de evitar charcos o tapones, sino de proteger vidas humanas y bienes materiales que hoy se pierden por una obra que lleva décadas postergándose.

Es urgente que el Gobierno central, junto con los ayuntamientos del Gran Santo Domingo, asuman con responsabilidad este desafío y elaboren un plan integral de drenaje pluvial con metas, presupuestos y supervisión ciudadana. No se puede seguir improvisando ni esperando la próxima tormenta para recordar la importancia de lo que está debajo del suelo. La verdadera modernidad de una ciudad se mide no solo por lo que se ve, sino también por lo que funciona cuando más se necesita.

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