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Con el nombramiento del Ministro de Cultura, se definirá la posición del gobierno

 

Por Roberto Veras

SANTO DOMINGO.-

En un contexto político cada vez más desafiante, el nombramiento del nuevo Ministro de Cultura podría ser más que un simple cambio administrativo: será una declaración de principios. Este movimiento, aunque pueda parecer trivial para algunos, pondrá en evidencia si el gobierno del PRM tiene una visión clara y estratégica de cara al futuro.

El Ministerio de Cultura no solo debe ser visto como un espacio de gestión artística o intelectual, sino como un pilar para consolidar la identidad nacional, reforzar el tejido social y generar espacios de diálogo.

En una nación tan diversa como la nuestra, la cultura juega un papel esencial para conectar al gobierno con el pueblo. Por tanto, la persona que lidere esta cartera debe ser alguien con capacidad de entender esa conexión y de ejecutarla con excelencia.

La encrucijada política del PRM

El PRM se enfrenta a una realidad ineludible: su continuidad en el poder más allá del 2028 dependerá de su habilidad para mostrar resultados tangibles y, sobre todo, para ubicar a sus mejores hombres y mujeres en posiciones clave.

La gestión de cualquier partido político no puede permitirse errores estratégicos cuando se encuentra en su etapa de consolidación. Por ello, el próximo Ministro de Cultura será un indicador de cuánto ha aprendido este gobierno en los últimos años y cuánto está dispuesto a apostar por la calidad en sus decisiones.

¿Hombres y mujeres de Estado o compromisos políticos?

El gran reto para el presidente y su equipo no radica únicamente en nombrar a un nuevo ministro, sino en asegurar que este sea una figura capaz de trazar políticas culturales inclusivas, dinámicas y acordes a los tiempos modernos. Sin embargo, la interrogante persiste:

¿será este un nombramiento estratégico, basado en méritos y visión, o una simple concesión política para satisfacer cuotas de poder internas? El pueblo observa con detenimiento, y el margen de error se ha reducido considerablemente.

El futuro del PRM está en juego

Si el PRM quiere mantener la dirección del país, este nombramiento debe ser un ejemplo de su capacidad para aprender de sus errores y colocar al frente a individuos con probada experiencia y liderazgo. La continuidad del partido no está garantizada.

La oposición se reorganiza, y la ciudadanía evalúa cada movimiento, cada política, cada decisión. La percepción pública sobre la gestión cultural no puede ni debe limitarse a actividades simbólicas; debe estar respaldada por políticas con impacto real y sostenido.

El nombramiento del Ministro de Cultura será una señal de hacia dónde se dirige el gobierno: ¿se apostará por el progreso genuino o se continuará navegando en un mar de decisiones tibias y compromisos políticos? La respuesta a esta pregunta será clave para determinar si el PRM tiene lo que se necesita para retener el poder más allá de 2028.

Por ahora, solo queda esperar. Pero como bien reza un antiguo proverbio: “La cultura es el alma de los pueblos, y quien la descuida, descuida su futuro”.

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