El pan nuestro de cada día en Miami es la comida corriente de los Dodgers en este momento
Todavía no han tocado fondo. Si de algo sirvió la victoria de los Marlins fue para recordarles a Los Ángeles que el momento oscuro aún puede llevarles a profundidades de miedo en este terrible inicio de temporada.
Que Miami tenga un récord negativo, pues vaya y venga, era lo de esperarse. Que Los Dodgers, perdedores el martes en la noche 4-2 en La Pequeña Habana, exhiban casi el doble de derrotas que victorias, es un signo preocupante. Los campeones de la Liga Nacional no encuentran la luz.
Los Marlins suelen disfrutar, por otra parte, de estos limitados haces de energía en los cuales pueden ganar un par de series consecutivas o vencer a un equipo en el papel mucho más poderoso como el de California.
«Esos problemas lo van a tener, pero ese es un equipo muy bueno», afirmó el manager Don Mattingly. «No sé mucho lo que está pasando allí. Ya tengo demasiados problemas nuestros como para pensar en los de ellos, pero van a mejorar».
Ya en abril los Marlins les habían arrancado dos victorias en un compromiso de tres en el Dodgers Stadium, pero en aquellos días lo de los azules parecía algo de poca monta, nada para preocuparse.
Wei Yin Chen sobrevivió como pudo en 4.1 entradas en las que se vio metido en constantes problemas -tres imparables y tres bases por bola-, pero escapó con sus ceros a cuesta y a costa de un equipo irreconocible, que no logra hacer contacto con la bola, a pesar de ser casi el mismo del 2017, cuando finalizaron con el mejor récord de las Grandes Ligas (104-58).
Cierto que este conjunto perdió a Corey Seaguer y apenas recuperaron a Jacob Turner, pero otros como Yasiel Puig -conectó su segundo cuadrangular de la contienda- y Chris Taylor aún van camino de encontrar un mejor ritmo ofensivo.