Opinión

El Reverendo Rubén Díaz afrenta a Ramfis Domínguez Trujillo

   New York, NY    

Por Miguel Espaillat Grullón

 1- En una pausa que hice mientras escribía el artículo programado para publicar en esta semana (Es una falacia, el nacionalismo y patriotismo atribuidos a Trujillo), leí en los periódicos un titular: «Mi viaje a la RD», de la autoría de Rubén Díaz, un boricua senador estatal por New York y pastor evangélico muy activo en el mundo de la política y la religión.  Pospuse la entrega del artículo citado donde demuestro que el cacareado nacionalismo y patriotismo de Trujillo, fue, sigue siendo y será, una falacia de las más viles de nuestra historia patria, para en su lugar hacerle algunas puntualizaciones al revendo Díaz, quien anda de «paños y manteles» con variopintos funcionarios corruptos del actual gobierno dominicano y con el oportunista Ramfis Domingo Trujillo.  

 2- El reverendo Rubén Díaz comienza su artículo diciendo: «Usted debe saber, que acabo de regresar de un viaje de cinco (5) días a la República Dominicana donde fui recibido por el Presidente de la República Dominicana el honorable Danilo Medina».   En primer lugar, le sugiero al pastor Díaz que en sus próximos escritos no use la expresión «Usted debe saber», porque la misma suena como un mandato emitido por alguien autoritario, que piensa que sus comunicaciones, son los edictos de un rey feudal, y que al efecto, los demás (sus súbditos o vasallos), tienen que acatar la orden, so pena de retaliaciones por los cuerpos represivos. La opción a ese expresión seria: me place infórmale, tengo a gusto infórmale, tengo a bien informarle, etc. Hago ésta observación, porque no es justo, que semejante percepción sea creada y cale, alrededor de éste siervo de Cristo.

 3- En su artículo, el senador Díaz describe el agotamiento de una jornada intensa y apretada de visitas a figuras de la oposición y del nefasto régimen peledeista encabezado por el presidente Danilo Medina, una persona impenitentemente mentirosa, sin escrúpulos y uno de los que ha venido llevando a nuestro país a la total ruina moral y económica, junto a todos los personajes que visitó el reverendo Díaz.

 4- Por lo que vemos podemos deducir, que el senador Díaz, solo pudo encontrarse con «los cimarrones » que desde hace muchos años se han constituido en los grandes saqueadores y verdugos del pueblo dominicano.  Hago esta aclaración, porque «de los políticos mansos», no veo a ninguno en la lista de los que él visitó.  

5- Dada esta situación, sugiero al reverendo Rubén Díaz que nos explique, sus razones, por las cuales solo visitó a los personajes corruptos y depredadores del pueblo, ya aludidos por él.  Que nos diga el reverendo Díaz ¿por qué en esta ocasión  no visitó el «Museo de la Resistencia», el «Museo de la Hermanas Mirabal» en Salcedo, ni a ningunas de las figuras que fueron víctimas de la tiranía de Trujillo que todavía viven?, como son los casos de Leandro Guzmán, Negro Veras, Tomasina Cabral Mejía, Chajud Mejia, etc.

 6- Tampoco le dio por visitar a los descendientes de éstos, ni a los vástagos de los revolucionarios hoy activos en la palestra política.  No visitó a Minóu Tavárez Mirabal, ni a Claudio Caamaño hijo, ni a los familiares de Fernandez Domínguez, Lora Fernández, Jean Awad y Pilar Báez, Hamlet Herman, Lalane José, Amaury German  Aristy, ni a nadie inserto en la larga lista de los descendientes del linaje de los héroes y heroínas de la patria. Tampoco, el senador Díaz visitó a políticos como Fidelio Despradel, Faride Raful, al padre Rogelio de la Cruz, o Fafa Taveras, quien por estar enfermo, necesita una oración de sanación y palabras de aliento.   Por el contrario, sí visitó a personajes que son la antítesis de éstos, y que hoy en día son los cabecillas del traumático ejercicio del poder político contra el pueblo, que dicho sea de paso, poder que han detentado como si fuera su herencia patrimonial.

 7- En esta ocasión y para saciar nuestra curiosidad, también le preguntamos al reverendo Díaz, ¿Por qué no visitó los barrios paupérrimos?  ¿Por qué no fue a Gualey, los Guandules, Guachupita, La Ciénaga, Capotillo? , cuando hasta debió de ir a los supermercados, colmadones, pulperías, farmacias, hospitales desabastecidos, ver los recibos de luz y agua, comprar gasolina, montarse en una guagua del transporte público, etc., para que así pudiese darse cuenta de lo cara y difícil que está la vida en dominicana para los pobres, muy distinta a la que disfrutan los personajes que él visitó.  

 8- Si el senador Díaz hubiese ido al barrio «Los Tres Brazos», hubiese constatado por sí mismo con sus residentes, lo tan indigno, sinvergüenza y descarado que es el canciller que él llama honorable.  También debió de darse un viajecito por  San Pedro de Macorís y la Romana, para que allá hablase con los ancianos cañeros (hoy desechos humanos), que después de cortar caña por 40 ó 50 años ahora le niegan la miserable pensión de tres mil a cinco mil pesos, que solo dan para comer arroz con sal, mientras que los funcionarios del «honorable gobierno presidido por  Danilo», ganan o se auto asignan sueldos millonarios, y se pensionan con emolumentos superiores al presupuesto mensual de un hospital regional que atiende a mas de 200 mil personas.  

 9- Si el reverendo Díaz hubiese hecho las visitas que desechó, hubiese visto por sí mismo la vida miserable que llevan los pobres nuestros en esos barrios paupérrimos, donde esos seres humanos habitan marginados del disfrute de las riquezas que en las últimas tres décadas ha tenido la economía de la República.  De haberlo hecho, hubiese visto miles de niños tristes, color de la tierra, millonarios de lombrices, que viven en casas destartaladas y sucias hechas de madera, zincs viejos y hasta de cartón.  Si hubiese hecho el periplo aludido, hubiese visto a los obreros explotados por la mordida del patrón; hubiese visto al tío Juan en la miseria, pese que trabaja duro de sol a sol.    Y hubiese visto miles de jóvenes de ambos sexos, sin estudio, sin empleo, sin alimentación segura, sin cuidados de salud, gente frustrada, sin esperanzas, y para colmo, prisioneros de una vida inicua y asediados por los narcotraficantes que los involucran en los vicios; condiciones éstas, que junto a la marginación, los llevan a delinquir, para luego ir a parar a cárceles inmundas, donde en un horror de hacinamiento,  los deposita el infame sistema judicial que nos gastamos, para convertirlos con un trato infame, en peores seres humanos.   

 10- En días previos a la visita que nos relata el reverendo Díaz, ya él había sostenido un encuentro con Ramfis Domingo Trujillo y su gente.  Muchos han interpretado ese evento como un apoyo del reverendo, al nietísimo.  Otros más perspicaces, sugieren, que como Díaz es un pastor evangélico y por ello cree en los mesías, consiguientemente, como al nietísimo, sus seguidores lo están considerando como el mesías esperado por el pueblo dominicano que viene a ponerle fin al desastroso rumbo que lleva el país del manos del PLD y de los demás partidos tradicionales,  por esa razón, – dicen los aludidos perspicaces –  que el reverendo Díaz se le ha acercado a este supuesto enviado, para por si acaso,  ver lo que hay.

 11- Pues bien, como el reverendo Rubén Díaz no es dominicano, por ende, supongo que no conoce la historia de mi país a fondo, específicamente, lo que fue la «Era de Trujillo»- porque si en verdad la conociera – al nietísimo, ni se le acercara en aras de proselitismo, y más, cuando ese proselitismo ayuda a empoderar a ese descendiente de Trujillo. Claro, entiendo, que él cómo pastor no puede hacer excepción de persona, pero eso es en lo religioso, en lo político es otra cosa, que es lo que concierne en este caso con el encuentro entre Rubén Díaz y Ramfis Domínguez Trujillo.  A Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es de Cesar.

 12- Como el reverendo Díaz es una persona muy querida entre los dominicanos residentes en New York, me apresuro a advertirle por el bien suyo y el de su causa religiosa y política, que de ahora en adelante ponga mucho cuidado con eso de seguir relacionándose con todo lo peor de la clase política dominicana, puesto que en ese laborantismo, no solo se está entendiendo con  Ramfis, sino, que como ya vimos, también se está vinculando con  personas que son verdaderos azotes del pueblo dominicano, porque han ido al Estado a robar descaradamente para enriquecerse a costa de saquear los fondos  destinados a la salud, educación, agropecuaria, construcción de viviendas, acueductos, alcantarillados, aumento de sueldos equiparables al costo de la vida,  etc. Y duele, cuando alguien como el reverendo Díaz visita a todos esos bandidos, y los trata de honorables; pero también, molesta, irrita, ofende su unción a un proyecto que pretende sentar en el solio presidencial de nuestra patria a un descendiente directo y admirador de unos de los tiranos más sanguinarios de nuestra América, lo que constituye una afrenta, una desconsideración, un abuso, una burla, no solo para nuestra República, sino también para toda la humanidad pensante con dignidad y vergüenza.  

 Conclusión

 En este torbellino político, el reverendo Díaz tiene solamente dos opciones: Primero, coincidir con mi análisis y por consiguiente, rectificar. Segundo, persistir con la práctica de vincularse con los corruptos señalados y con el nieto heredero de Trujillo.  Pero más me gustaría, que el reverendo Rubén Díaz entienda, que para los dominicanos que estamos sufriendo los desmanes del peledeismo, y para los que conocemos la historia de lo que fue la brutal «Era de Trujillo» y las acciones de la familia Trujillo, y para los que fueron objeto de torturas, persecuciones, exilios, asesinatos, robos y abusos; y victimas de todas las depravaciones, del terror y opresión de Trujillo y su familia, resulta una falta de delicadeza, una infamia, un acto oprobioso, una afrenta, una ofensa a la dignidad nacional, cualquier acto que se haga en el que se considere honorable a la claque que nos desgobierna, y que para colmo, también ese alguien participe en actos donde se reivindique a  Trujillo o a algún miembro de esa familia de ladrones y asesinos de la peor calaña,  peor aún, si ese descendiente anda proclamando que el monstruo de Trujillo fue un gran ser humano y que su gran error fue, ser demasiado humano.

 A los lectores, les dejo la palabra

 

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