¿Reconocimiento merecido o mensaje erróneo?
Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO ESTE.-
El representante del distrito número 13 en el Congreso de los Estados Unidos, Adriano Espaillat, ha demostrado en múltiples ocasiones conocer bien a la comunidad dominicana residente en territorio estadounidense. Sin embargo, su decisión de reconocer a Santiago Matías durante el evento «Dominicans on the Hill» plantea una interrogante: ¿conoce igual de bien a los dominicanos que viven en la República Dominicana?
«Dominicans on the Hill» es un evento que celebra las contribuciones de la comunidad dominicana en el Congreso de los Estados Unidos. La responsabilidad de cerrar este importante evento recayó en Santiago Matías, quien ofrecIó un discurso en la sesión plenaria de clausura y fue galardonado con el Premio Honorífico del Congreso por su trayectoria e impacto en la comunidad dominicana.
Pero, ¿qué representa realmente Santiago Matías? Para muchos, su imagen está asociada al mal comportamiento y a un uso del idioma español que raya en la agresión verbal. Su estilo comunicacional ha sido criticado por promover expresiones vulgares y una actitud desenfadada que, aunque popular entre ciertos sectores juveniles, también degrada el idioma y la cultura dominicana.
¿Es esto lo que queremos celebrar como ejemplo de la diáspora dominicana?
El reconocimiento de Santiago Matías en un evento de tal magnitud envía un mensaje potente, no solo a los dominicanos en Estados Unidos, sino también a los que viven en la República Dominicana. Este gesto no solo valida su influencia en los medios digitales, sino que también legitima un estilo de comunicación que muchos consideran irrespetuoso y perjudicial para la juventud.
Se entiende que el Congreso quiera destacar a figuras influyentes, pero la influencia no siempre es sinónimo de impacto positivo. Al elegir reconocer a una personalidad controversial, se corre el riesgo de enviar un mensaje equivocado sobre los valores que se quieren promover entre las futuras generaciones de dominicanos.
¿Es este el legado que queremos dejar en la comunidad dominicana en el extranjero?
¿Queremos que la juventud vea en Santiago Matías un modelo a seguir?
Adriano Espaillat tiene la responsabilidad de representar con dignidad a los dominicanos en Estados Unidos, pero también tiene el deber de reflexionar sobre cómo sus decisiones afectan la imagen y los valores de la comunidad en su conjunto.
Al reconocer a Santiago Matías, parece que el congresista ha olvidado que la influencia no siempre es positiva y que las palabras mal pronunciadas y las actitudes irreverentes no representan la mejor versión de la cultura dominicana.
En un evento destinado a celebrar las contribuciones de la comunidad dominicana, ¿no sería más apropiado destacar a aquellos que inspiran con su ejemplo, en lugar de quienes degradan el idioma y promueven comportamientos cuestionables?
Es momento de reflexionar sobre los mensajes que estamos enviando y de ser más cuidadosos al elegir a nuestros representantes culturales. Un premio honorífico debería ser sinónimo de excelencia, respeto y contribuciones positivas.
¿Es este realmente el caso? ¿O simplemente estamos rindiendo homenaje a la popularidad vacía y al ruido sin sustancia? El tiempo lo dirá, pero el mensaje enviado ya está resonando en ambos lados del Atlántico.